El padre de mi hijo vino a visitarnos, preparó el tetero para mi hijo y un poco de esa colada que él se toma. Tuve que ver, frente a mis ojos, cómo la vida de mi hijo y la de ese hombre se esfumaron. Él no aceptaba que yo no lo perdonara de inmediato, y en mis planes sí estaba volver con él, si no, yo no le recibiría visitas. Pero sentía que todo tenía un tiempo; sentía que debía ponerlo a esperar, porque se había burlado muy feo de mis sentimientos. Pero esa espera lo único que trajo a mi vida fue un dolor. Cuando yo lo conocí a él, él venía de haber roto una relación con una exnovia de hacía 12 años, entonces yo fui como ese clavo que dicen. Y entre esos como piques que él le daba a su exnovia, yo quedé en embarazo. Yo me estaba cuidando, estaba con un método de planificación, porque en mis planes tampoco estaba ser mamá tan joven, tan solo tengo 19 años. Tampoco estaba, eh, meterme con un tipo que yo sabía que quería todavía a su ex. Pero entre ese jueguito de nosotros, pues, quedé en embarazo, y el embarazo transforma totalmente a este hombre, porque entonces él me empieza a decir que quería estar conmigo, que me amaba. De repente, se enamora totalmente, pero yo creía que se había enamorado era de lo que había en mi barriguita. Nos organizamos, nos fuimos a vivir juntos, porque él me demostró muchísimo de lo que le acabo de decir: su cambio, su amor, él era muy pendiente de mí. Y nacieron sentimientos, porque se dio una relación. Entonces, nosotros nos juntamos cuando yo tenía como tres meses de embarazo, y esos primeros meses, hasta que nació mi bebé, fueron todo muy bonito. Yo era como la princesita de él, que no sabía dónde ponerme, que no sabía qué hacer conmigo, que todo era para mí. Pero cuando nació nuestro bebé, todo cambió. Entonces él empieza con sus maltratos, eh, físicos, con sus maltratos psicológicos hacia mí. Me decía que por culpa mía él había perdido su antigua relación, que por culpa mía no sé qué. Y siempre que yo me separaba de él, o sea, cuando terminábamos porque estábamos como en esa peleadera todo el tiempo, él iba y se veía con su ex, hasta que un día su ex me cita y me dice: "Mira, estoy embarazada de él también". Entonces, yo decido cortar definitivamente todo vínculo con esta persona. Pero resulta que su ex tampoco era que estuviera embarazada de él ni que quisiera nada con él, solo que cuando ya lo había perdido, como que quiso recuperarlo. Y pues, ellos dos tenían sus encuentros íntimos, entonces ella aprovechó para decirme que había un embarazo, y era un embarazo que era mentira. Entonces, a mí eso me dolió muchísimo, y yo decidí con él cortar por completo. Él me dice que no, que por favor, que lo perdone, que él ya va a cambiar, porque yo no le permitía ni siquiera que viera nuestro hijo, que él ya va a cambiar, que él me quiere, que por favor hablemos, que por favor volvamos. Y mi mamá, pues, me decía: "Mi amor, usted está enamorada de él, él va a cambiar, mire que se ve un buen muchacho, se ve un buen papá. Lo del embarazo de esa muchacha era mentira". Cuando todo esto pasa, nuestro bebé ya tenía seis meses de nacido, entonces yo permito que él vuelva y empiece a venir a mi casa. Y empezamos a hablar, pero yo decía: "No lo voy a perdonar tan fácil, porque es que él se ha burlado de mí desde que mi hijo nació". Entonces ha sido como ese problema, y yo siento que hay como una lucha contra esa muchacha de quién se lo queda, y no quiero eso. Pero vuelvo y le digo, yo sabía, o creía, que mi hijo era un canal para él, que él lo adoraba. Y cuando él descubre, y yo descubro, que el embarazo de su ex era una mentira, entonces yo dije: "Bueno, pues creo que sí, como que podemos iniciar algo bonito". Entonces, yo recibía las visitas de él, él me traía comida, los fines de semana, habían fines de semana que se quedaba en mi casa, habían fines de semana que no, porque a veces me apagaba el celular, porque era una relación con inconsistencias. Muchos van a decir: "Ay, pero usted ya veía que eso estaba mal". Yo creo que hay muchas relaciones así, pero uno al final tiene la esperanza de que esa relación funcione. Entonces, ese día él llega a mi casa, eh, me acuerdo que me dice: "Quiero que me regale la tarde para estar con ustedes". Yo le dije que estaba bien, que no pasaba nada. Eh, mi mamá y yo tomábamos mucho tinto, tomábamos bastante café, que desde ahí lo aborrecí, yo no le recibo un café a nadie. Y él dice: "Les voy a preparar el café, porque ya se acabó". Mi mamá dijo: "Pero tan raro, si yo había preparado bastante, no se acabó". Y él nos hace el café, y en el momento en el que él nos hace el café, como a la hora, mi mamá dice: "A mí me dio mucho sueño, yo me voy a ir a acostar a dormir". Y él dice: "Suegra, esté pendiente para que más tarde se levante y nos vayamos a comer algo". Mi mamá se fue a acostar, yo le dije a él que tenía muchísimo sueño. Él me decía: "Duérmase". Pero había algo en mi corazón, había algo en mí que no me permitía quedarme dormida por completo, y yo le decía: "No, es que el bebé, el bebé va a tomar". Entonces el bebé empieza a pedirme, pues, que le diera su leche. Yo lo pongo en mi pecho y él empieza a comer. Mi bebé empieza a llorar, pues, por su bubi. Lo pongo ahí, él empieza a comer, y la cosa que él me había dado a mí a través del tinto, pues, empieza a hacer efecto también en mi bebé, porque mi bebé empieza a estar todo decaído. Yo también ya estaba muy débil, yo quedé así, como en el mueble, recostada, que no me podía ni mover, y yo le decía: "Algo me pasa, me siento mareada, me siento muy mal". Y él me decía: "Tranquila, yo empecé a sudar muchísimo, y yo miraba a mi bebé, y mi bebé empezó a llorar y a llorar". Y él me decía: "Estoy preparando la colada, todo va a estar bien, duerma tranquila que yo lo cuido, tiene que tener algún cólico, de pronto usted está enferma y le transmitió eso al niño por el seno". Y yo no sabía cómo moverme, porque ya no tenía las fuerzas. Inclusive, yo recostada en el mueble, yo decía: "Mamá, mamá, el niño, mamá, del niño", pero era algo muy bajo lo que yo hablaba. Yo veo que él trae su colada, y él coge al niño de mis brazos, lo sienta y empieza a darle la colada. Y él también a tomar, y me dice: "Colada me quedó muy rica". Y él empieza a tomar lo que había quedado en el vaso, y me dice: "¿Quieres colada?". Y yo le dije: "No, créeme, créeme que yo hubiera preferido recibir esa colada también y haberme ido con ellos, no por él, por mi hijo, para no estar en esta tierra con este dolor que yo siento". Ellos estaban así en el mueble, y él empieza a tocarse su estómago y se revolcaba. Y él pone a mi bebé en el piso, y yo, en el mueble, miraba todo lo que estaba pasando y no me podía ni mover. Y mi bebé empieza a vomitar, y mi bebé... Entonces, yo, como pude, arrastré mi pie, porque no tenía fuerzas de nada, y lo di a mi hijo, porque el papá de mi hijo también estaba sobre el piso, vomitando todo lo que se había tomado. Entonces, yo, como pude, con mi pie, movía a mi bebé hacia un lado y le decía a él: "¿Qué nos hiciste? ¿Qué nos hiciste?". Y él decía: "Te demoraste en perdonarme, tú me tienes como un juguete, para allá y para acá. ¿Acá que sí me perdonas, que no me perdonas? Esa mujer también arruinó mi vida, y yo no me veo sin mi hijo. Eh, usted y su mamá van a estar bien, pero mi hijo, yo me lo llevo". Y yo le decía: "Yo te iba a perdonar, yo ya te perdoné hace rato, estás en mi casa. Solo que todo es con tiempo". Y él me decía: "Tu tiempo no es el mío, y lo mío era ya". De repente, mi hijo se deja de mover, y yo empiezo a recuperar las fuerzas, o era mi desesperación de madre, que empecé a moverme. Y yo empecé a hablar un poco más fuerte, y como pude, levanté mi brazo, abrí como
la ventana de mi sala, y empecé a pedir ayuda. Me acuerdo tanto que la señora al lado de la casa de nosotros estaba como lavando su verja, y ella me ve y se mete. Me dice: "Vecina, ¿necesita ayuda?". Y yo le decía que sí, ella ingresa y yo le decía: "Mi hijo, mi hijo". Pero ya, cuando llegan las autoridades a mi casa, ya no había nada que hacer. Él se lo había llevado, como lo dijo, se había ido con mi hijo. En la casa de él dejó una nota a su mamá, donde le decía que no podía soportar estar más días lejos de su hijo, que su exnovia le había dañado la vida, y que él tenía el corazón dividido, que amaba a su ex, pero amaba a su hijo, y que los dos amores no eran amores que él pudiera unir, que se había dado la obligación de vivir conmigo, pero que ahora yo estaba de terca, que él no era capaz con tanto. Su mamá leyó la carta temprano, y esa señora no me llamó. Esa señora pensó que era una estupidez del hijo, que no iba a hacer nada, que su hijo era un angelito, que él nunca iba a ser capaz, ni siquiera de acabar con una mosca. Acabó con su propio hijo, acabó con mi vida. Su ex hoy en día está normal, haciendo su vida, se casó, tiene familia, y yo con mi vida dañada, desbaratada, por un hombre enfermo. Porque todo lo que empezó como un juego para él, causarle incomodidad a su ex o celos, terminó marcándome a mí. Mi propia tragedia.
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